Sunday, October 28, 2012

La investigación y la sociedad actual



Este país donde la mayor cantidad de personas cree que la ciencia es fútil, que los mayores logros de la humanidad han sido montajes hollywoodenses y que todo debe de ser rápido, fácil y barato es un gran problema explicar que uno se dedica a la investigación, que uno se pregunta sobre la razón de las cosas y buscar respuestas a fenómenos demasiado obvios para ser de interés.

En este país la palabra conocimiento suena estrafalario, casi de ciencia-ficción.

Investigar es difícil, casi nadie lo entiende, de hecho, ni los mismos investigadores saben bien como va el asunto, cada quien tiene su particular visión de la investigación, sus fines y sus métodos. Me he encontrado con investigadores que tienden más a cuantificar y sistematizan todo en cuadros de vaciado y otros que desestiman lo anterior, unos que disfrazan sus respectivas visiones políticas como investigaciones científicas y otros que pretenden explicar la realidad a partir de la descripción de cosas.

Pero así es el mundo académico, es muy pobre la idea que el conocimiento no implique debate y argumentación; de ser así, no manejaríamos ese paradigma que el conocimiento se perfecciona con el tiempo.

Pero en el día a día, el público se extraña que existan personas dedicadas a la investigación, generalmente porque la gente cree que los conocimientos son revelados por los dioses, ángeles o demonios, que si mañana encuentran una pastilla que cure tal enfermedad lo consideran un milagro divino y no el esfuerzo de cientos de científicos que por décadas han dejado su vida en responder a una pregunta de investigación. Por ello vemos en los foros de los medios de comunicación muchísima gente que ve con buenos ojos recortar los fondos de investigaciones y enfocarlos en algo tan políticamente correcto como acabar el hambre en el mundo.

Por otro lado la gente cree que la investigación es algo que se "haga", así como se hace un reporte en Excel, imprimir un documento o realizar una llamada telefónica. Las investigaciones no se hacen de la noche a la mañana, se requiere tiempo, muchísimo tiempo para diseñarla, para ir al campo, para analizar, contrastar, escribir el resultado y luego debatirlo.

Pero ante todo requiere pensar, pensar y pensar.
Y pensar bien.

Y no digamos de fondos, las investigaciones necesitan dinero para realizarlas, para pagar transporte, viáticos, equipo y los sueldos de los investigadores. Es difícil que un investigador reflexione y piense exclusivamente en su pregunta de investigación si vive con la nefasta ansiedad que trae un salario indigno.

Investigar es algo que sugiere extrañeza en este mundo, principalmente porque no se sabe que hacer con los datos que arrojan las ciencias, ¿Qué hacemos si sabemos que esto y lo otro es causa de la violencia?, ¿Qué hacemos si sabemos que tal o cual planta produce un tipo de medicina capaz de curar x enfermedad?, ¿Qué hacemos si sabemos la composición química de una estrella?, ¿Qué hacemos si se demuestra que el descuaje de los bosques salados trae consigo inundaciones en la costa?, ¿Qué hacemos con el descubrimiento de una nueva especie animal?, ¿Qué hacemos si descubrimos como la gente vivía en el pasado?

Nada, quienes toman decisiones políticas seguirán empantanados en sus discursos y el público embebido en sus cantos de sirena, seguirá votando, asistiendo a sus mítines, viendo fútbol y soñando con un mañana mejor, con la ingenua creencia que el conocimiento es revelado por seres sobrenaturales.

Sunday, October 14, 2012

Humanidad épica


"Te contaré un secreto, algo que no se enseña en tu templo: los dioses nos envidian. Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final..."  Aquiles, película Troya.


Felix Baumgartner es un hombre valiente, creo que muy pocos tendríamos el valor de lanzarnos desde 40 kilómetros de altura y romper la velocidad del sonido en el descenso. Es más difícil conseguir la fuerza y el coraje para tal hazaña que obtener los fondos para construir una cápsula e inflar un globo estratosférico.

Esta mañana mientras seguía el salto de Baumgartner le decía a una amiga quien es aficionada al paracaidismo, que ese espíritu de alcanzar nuevas metas y lograr aventuras no importando el riesgo es una actitud muy humana.

Casi siempre cuando reflexionamos en nosotros mismos nos tildamos de pecadores, impuros o destructores de la naturaleza, pero ante todos los males que podemos producir somos capaces de hacer arte, ciencia y enfrascarnos a las más locas aventuras posibles, lo hacemos con un extraño entusiasmo, con innata curiosidad y con espíritu épico que solo puede venir de nuestra condición humana.