Sunday, November 28, 2010

La Jícara


En Mesoamérica el árbol de Jícaro o Morro (Crescentia alata) siempre ha sido considerado sagrado. En el Popol Vuh (segunda parte, capitulo dos)  narra que los señores del inframundo matan a Vucub-Hunahpú y a Hun-Hunahpú, a este ultimo lo decapitan.
Lleven la cabeza y pónganla en aquel árbol que esta sembrado en el camino dijeron los señores del inframundo, y habiendo ido a poner la cabeza en el árbol, al punto se cubrió de frutas que jamás habían fructificado antes de que pusieran entre sus ramas la cabeza de Hun_hunahpú. Y a esa jícara la llamamos hoy la cabeza de Hun-Hunahpú, que así se dice…
Hace notar que la Jícara es de gran importancia para la mitología de sociedades mesoamericanas, pero también posee un uso práctico,  podemos ver que sus frutos son utilizados en la cocina, en las manualidades  y en el arte; Por ejemplo, la jícara que siendo un fruto esférico con una cáscara dura, puede separarse y convertirse en un recipiente, llamado guacal. Asimismo puede servir para la elaboración de chinchines, maracas, cucharas, instrumentos musicales (la zambumba, la guarama y las ocarinas), puede ser usado como medicina contra el dolor de estomago y la diarrea, preparar horchata y utilizando medios modernos se puede extraer aceite, azúcar y etanol.

Hasta finales del siglo XX en Izalco se realizaba la elaboración de la jícara labrada, que comenzaba con la corta de la jícara un “once de luna” (once días después del aparecimiento visual de la luna posterior a la luna nueva), la cual con un vidrio o fragmento de obsidiana, un clavo o espinas de güiscoyol  se podía rayar la superficie del morro -previa preparación- y elaborar una variedad de imágenes artísticas que van desde animales, insectos, flores, plantas, etc.
En el museo del sitio de Joya de Cerén se encuentra un guacal de morro que fue recuperado por los arqueólogos de una de las estructuras que fueron sepultadas durante la explosión del Loma Caldera a mediados del período clásico (200 d.C. a 900 d.C.). Dicho guacal se observa que fue pintado tratándolo de adornar con figuras (imagen inferior).
 A finales del siglo XIX el investigador y etnógrafo alemán Carl Hartman le dio una especial importancia a la jícara, le pareció curioso un árbol con unos frutos esféricos que colgaban desde el tronco, sinceramente es una especie muy particular, típico de un clima tropical, el sitio arqueológico de Cihuatan, en el departamento de San Salvador, posee una numerosa población de arboles de Jícaras o morros.




Referencias:
Las Jícaras labradas de Izalco, por Jorge Alfredo Calvo, Revista Arte Popular Julio de 1977.
Museo de la Palabra y la Imagen, Memoria de los Izalcos 2006.

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