Esta mañana amanecí acatarrado, me costó despegar de la cama, luego de una corta ducha lo primero que hice fue prepararme un buen café y conseguir el periódico, tenía una reunión a las nueve de la mañana, terminé cancelándola, no me sentía bien.
Ayer hice una visita a Cihuatán, un sitio arqueológico al norte de San Salvador, ya me sentía mal pero le hice buena cara al día, ahora estoy pagando factura, el incipiente catarro del viernes ahora se comienza a comportar como gripe.
El periódico marca la fecha de hoy, lunes 23 de mayo de 2011, el mundo no se acabó el sábado, no llegó el tan esperado Juicio Final, la historia continúa, la tierra sigue girando alrededor del sol, las plantas siguen haciendo su fotosíntesis, los pájaros siguen cantando y volando, los bebes siguen naciendo, ustedes y yo seguimos aquí.
Ayer hice una visita a Cihuatán, un sitio arqueológico al norte de San Salvador, ya me sentía mal pero le hice buena cara al día, ahora estoy pagando factura, el incipiente catarro del viernes ahora se comienza a comportar como gripe.
El periódico marca la fecha de hoy, lunes 23 de mayo de 2011, el mundo no se acabó el sábado, no llegó el tan esperado Juicio Final, la historia continúa, la tierra sigue girando alrededor del sol, las plantas siguen haciendo su fotosíntesis, los pájaros siguen cantando y volando, los bebes siguen naciendo, ustedes y yo seguimos aquí.
Los cristianos ya tienen dos mil años con la esperanza que desde las alturas Jesús nos asalte montado en un caballo blanco, que venga para juzgar a los vivos y muertos e implantar un reino sin fin, una dictadura inmortal, un régimen donde el culto a la personalidad divina sea el pan de cada milenio. Supongo que después de mil trillones de trillones de años, los que se ganaron el paraíso estarán tan hartos de los insípidos cantos angelicales que querrán de montar una guerrilla pos apocalíptica y dinamitar la infraestructura celestial, para continuar con la lucha entre mortales e inmortales, y hacer claro que los planes divinos, son eso, solo planes, que nosotros los mortales tenemos la última palabra.
Total, el fin no llegó.
Y todas las iglesias cristianas cargan con algo de culpa, incluso las que se opusieron a la tesis de “Family Radio”, pues ellos, en el fondo, creen en los mismos conceptos de la apocalíptica secta, con la única diferencia que no son tan estúpidos para dar una fecha específica, se escudan con aquel pasaje bíblico que dice que la fecha nadie la conoce, solo dios padre, dando pie a creer que puede ser esta misma tarde o dentro de un billón de años.
Lo anterior, no les quita su afición al terrorismo mediático, les encanta anunciar que “el fin ya viene”, que serán arrebatados, y que se han roto todos los sellos apocalípticos.
¿Cuántos sellos se deben de romper para que se den cuenta que el Juicio Final es una narrativa mitológica?, pues ninguno, porque el Juicio Final, los caballos voladores que traen a mesías vengativos y los ejércitos de ángeles son imaginarios, son un buen ejemplo de los grandes finales de las narraciones mitológicas.
Pero en una esfera más personal, son cuestiones de fe; y como tal, es el convencimiento de una idea, a pesar de lo que digan las pruebas objetivas y racionales, porque la gente no es racional.
El mismo sábado, cuando todas las redes sociales hacían gracia y se mofaban con el fin de los tiempos una avioneta se estrelló en Cihuatán; sí, en el sitio arqueológico que visité ayer, me comentaron que mientras el piloto realizaba un giro demasiado cerrado alrededor del parque, la fuerza G rompió una de las alas de la avioneta, el aparato se fue a pique sin más y el piloto no pudo hacer nada, en realidad, lo único que pudo hacer es morir, porque para él, el sábado 21 de mayo, fue el fin del mundo.
Total, el fin no llegó.
Y todas las iglesias cristianas cargan con algo de culpa, incluso las que se opusieron a la tesis de “Family Radio”, pues ellos, en el fondo, creen en los mismos conceptos de la apocalíptica secta, con la única diferencia que no son tan estúpidos para dar una fecha específica, se escudan con aquel pasaje bíblico que dice que la fecha nadie la conoce, solo dios padre, dando pie a creer que puede ser esta misma tarde o dentro de un billón de años.
Lo anterior, no les quita su afición al terrorismo mediático, les encanta anunciar que “el fin ya viene”, que serán arrebatados, y que se han roto todos los sellos apocalípticos.
¿Cuántos sellos se deben de romper para que se den cuenta que el Juicio Final es una narrativa mitológica?, pues ninguno, porque el Juicio Final, los caballos voladores que traen a mesías vengativos y los ejércitos de ángeles son imaginarios, son un buen ejemplo de los grandes finales de las narraciones mitológicas.
Pero en una esfera más personal, son cuestiones de fe; y como tal, es el convencimiento de una idea, a pesar de lo que digan las pruebas objetivas y racionales, porque la gente no es racional.
El mismo sábado, cuando todas las redes sociales hacían gracia y se mofaban con el fin de los tiempos una avioneta se estrelló en Cihuatán; sí, en el sitio arqueológico que visité ayer, me comentaron que mientras el piloto realizaba un giro demasiado cerrado alrededor del parque, la fuerza G rompió una de las alas de la avioneta, el aparato se fue a pique sin más y el piloto no pudo hacer nada, en realidad, lo único que pudo hacer es morir, porque para él, el sábado 21 de mayo, fue el fin del mundo.