Wednesday, February 17, 2010

La narrativa transmediática del 2012

Alguien, en algún momento se le ocurrió la graciosa idea de que el mundo acabará en el año 2012.
De 1999 al 2000 dijeron lo mismo, entonces condimentado con el problema Y2K, la cosa parecía intensa, en ese entonces todas las computadoras se les hizo una carga de un programa para que automáticamente no se restearan el 1 de enero de 2000 y amanecieran en el año 1900, perdiendo con ello todo sus datos.
Los que recordamos esa fecha, vimos durante todo 1999 a empleados de los departamentos de informática trabajar con cada computadora a modo que sobreviviera al cambio de 99 a 00, a cada una le colocaron una calcomanía, “Y2K ok”, pero una cosa es el correcto funcionamiento de una PC y otra es que ocurriera el tan ansiado y esperado apocalipsis.
No paso nada en el año 2000, no llego un enorme planeta gigante a destruirnos el 11 de agosto de 1999 como se decía, no apareció el Nibiru o el Hercólubus, tampoco se destruyó la tierra durante la alineación planetaria en los ochentas, etc.
Para el 2000 yo estaba en Nueva York y vi el amanecer del 1 de enero entre los edificios, me dio un poco de gracia, de haber ocurrido algo, debió de haber pasado en NYC, como en las películas, sobreviví entonces.
Pero por alguna razón, a pesar de las profecías fracasadas, seguimos pensando aun más en el fin de la humanidad, ahora se ha vuelto una mercancía, algo que se vende bien, en una de nuestras ventanas globales –la televisión- las empresas se han dado cuenta que mientras más se hable del fin del mundo en el 2012, el rating aumenta.
En un anterior post publiqué un poco sobre el famoso fin de la cuenta larga del baktún de los mayas (ver aquí), y se han escrito muchísimas páginas sobre ello. FAMSI, La Fundación para el Avance de los Estudios Mesoamericanos, tiene una amplia sección explicando correctamente lo del 2012 (ver aqui). Pero desde un punto de vista circense, la ciencia no viene al caso. Se ha llegado al extremo que un canal de cable ha dispuesto a presentar un nuevo programa, un reciclado apocalíptico llamado “El efecto Nostradamus”, ahora resulta que Miguel de Nostradamus, tiene participación en el 2012.
El 21 de diciembre de 2012 se ha vuelto un programa transmediático, (quiere decir que el mismo tema aparece en revistas, cine, internet, periódicos, televisión abierta y cable). Hay tres canales que han monopolizando el discurso global del fin de los tiempos, me refiero al Discovery, el Natgeo y el History. Desde “el día después que hayamos desaparecido” donde se habla que pasará cuando la humanidad desaparezca hasta programas alarmistas sobre el calentamiento global, impactos cometarios, caídas de agujeros negros o explosiones gamma en las vecindades de la tierra, y claro, los documentales de la profecía maya del 2012.
Podríamos preguntarnos, ¿Cuál es el interés de estarnos bombardeando con la idea del fin del mundo en el 2012?, hay de todo, desde que los ejecutivos de dichos canales son estúpidos, que el público es poco educado y gusta de esos programas, hasta que estos shows se venden bien, en busca del rating.
Pero también; puede ser -siendo un poco paranoico y jugando a la conspiración-, que hay algo más economicista detrás de Nostradamus, los mayas apocalípticos y el 2012. Podríamos sugerir que la idea de un NO mañana implica entre otras cosas ser más distendidos en nuestra forma de vivir, eso lo vemos cada navidad, el mejor aliado del consumo es no pensar en mañana, “compre hoy y pague mañana” y si no hay mañana, de que me aflijo?, “compre sin remordimientos”. Eslogan que pueden terminar induciendo a una simple tendencia en el consumidor, algo así como una vocecita que nos empuja en el momento de tomar una decisión de compra, aunque si lo que voy a comprar es un dulce o un yate.
Decidir si compro algo es algo bastante subjetivo, hay especialistas que se dedican a desentrañar la cabeza de la gente para entender por que una persona comprar tal o cual pantalón, o tal o cual teléfono celular. Obvio decir, que también hay especialistas que estudian maneras para “sugerirnos” la mejor forma de gastar nuestro dinero, dicha sugerencia pasa por técnicas de manejo de mercados masivos o globales, en ocasiones aplican al cinismo o al picardía para vender.
En los últimos años del primer milenio aparecieron los milenaristas, eran un grupo heterogéneo de cristianos europeos que consideraban que la segunda venida de Cristo tenía que ser en el año 1000, en ese entonces la gente dormía, comía, vestía y vivía, bajo conceptos religiosos. En la actualidad reemplazamos la religión por la economía, así que la narrativa del apocalipsis entona con un interés económico. De la misma forma que los milenaristas marchaban de ciudad en ciudad, anunciando el fin de los tiempos; ahora, el transmedia lo hace en las pantallas de todo el mundo con el 2012.
El consumo está ligado a lo emotivo, no es de gratis que en 2008-2009 los años de depresión económica, cuando miles perdieron empleos, Coca Cola comenzó a vender felicidad en cada botella. En este mundo global, donde el ciudadano se vuelve más internacional y los valores son replicados de uno a otro lado, hibridados y sincretizados, el 2012 se vuelve más popular, tomando en cuenta que tenemos un bombardeo de 24/7 del mismo tema, una y otra vez nos recrean en la pantalla el fin de todo, con efectos especiales con alta definición y buen sonido Surround.
¿Qué sucederá el 22 de diciembre de 2012?, ¿cuando despertemos vivitos y coleando y encendamos el televisor?: Pues nada, el continum de ficción apocalíptica televisiva da para eso, el público vive en un sueño de conciencia cero, y estos canales harán lo que siempre han hecho, a un anuncio y otro programa, el show tiene que continuar…