Tuesday, May 15, 2007

Para que fuera cierto


Se encuentra caminando en una oscura y peligrosa calle de su ciudad, a lo lejos observa que un grupo de pandilleros corren detrás de usted. Evidentemente no tienen buenas intenciones y lo primero que hace es correr pidiendo auxilio y buscando un lugar en donde protegerse.

Pero todo esta cerrado y los pandilleros son más veloces, en poco tiempo lo alcanzan y lo rodean, usted implora que no le hagan daño y comienza a desprenderse de su reloj y billetera, pero uno de ellos tiene otra cosa en mente, sin pensarlo el maleante saca de su cintura una enorme pistola, con la cual le apunta a su rostro y de pronto…

Pssssssss!

El tipo cae al suelo, golpeado por un material blanco y viscoso, la primera imagen que se le viene a la mente es una enorme cantidad de esperma de ballena blanca que alguna vez vio en un documental de la vida marina en el National Geografic Channel. Pero ni siquiera ha terminado de definir aquel asqueroso material que golpeó al pandillero cuando un misterioso hombre de mediana estatura y de complexión un tanto delicada cae de pié frente a usted y los malhechores. El tipo viste una traje de malla, tan vistoso que en otro lugar y en otro momento parecería ridículo, una especie de mameluco rojo y azul, con líneas negras que forman cuadros y triángulos. Pero lo más atrayente del sujeto es su máscara, la cual además de ser roja posee unos grandes ojos blancos un poco achinados que casi cubren la tercera parte del rostro cubierto.

Los pandilleros en lugar de soltar una carcajada, por el aparecimiento de un payaso que hace maromas y escupe de semen de ballena, parecen molestarse aun más, justo cuando ellos emprenden la lucha, el tipo del disfraz salta y brinca por toda la calle y en un cerrar de ojos deja fuera de combate a toda la pandilla.
Usted no puede creer la buena fortuna, el tipo le cayó del cielo justo en el peor momento, no sabe como agradecerle al saltarín justiciero o al zorro rojiblanco o al semental vengador. En esas está cuando observa en su pecho un dibujo color negro, no puede definir de que tipo de insecto se trata. De pronto el enmascarado se voltea y saludándolo con su cabeza y estira su brazo expele un poco más de semen de ballena, pero esta vez el escupitajo se pega en la pared de un edificio y del cual se impulsa como una resortera y desaparece en la noche.
Usted se inclina hacia él y grita a media calle.. !Gracias hombre cuca!
Evidentemente no recuerda que las arañas tiene ocho patas, no seis.

Click aqui, para un video del misterioso sujeto

Wednesday, May 9, 2007

La fiesta del pueblo


Si el 3 de mayo fueron frutas, el 6 fueron flores.
Ese día Panchimalco se llena de una multitud que se agolpa alrededor de grupos danzantes, vendedores ambulanres, juegos de azar, y flores.

¡Flores, flores, flores, flores por doquier!, que se ensartan en largas palmas de coco, produciendo un colorido conjunto natural, que no solo es vistoso a los ojos sino tambien al olfato, el olor se esparce alrededor del lugar en donde la gente las elabora.
En realidad las palmas son códigos culturales, la gente utiliza su propia inventiva, estética y arte para fabricarlas, nacen del mismo pueblo, de la relación social que se da justo cuando se elaboran. La fiesta que se fundamenta en un mito híbrido, una vez al año la gente se reúne en comunidad y se reúne en casas (cofradías) para la elaboración de las palmas de flores. Obliga a que se haga un trabajo hombro a hombro con el vecino, esa es la riqueza de la fiesta.
Ricardo Barahona y Georgina Hernandez me acompañaron a Panchimalco, tres de mis alumnos
de mi clase de antropología también aparecieron en el pueblo: América, Morena y Astrid (y familia) tuvieron la mejor clase de antropología de su ciclo, ahí entre la gente, con algo imposible de replicar en clase: Ver como la multitud se mueve, observa y socializa.
Lástima que los demás alumnos no pudieron llegar, otros mayos vendrán.
Nos encontramos con Edu Ponces y su novia, él es fotógrafo del faro.net y tomaba fotos de todo lo que se movía, también los acompañaba Ruth Gregory que conseguía notas para su articulo en el ágora.

Activando el cuadro inferior pueden el album de fotografías y en este link para un video

Panchimalco

Thursday, May 3, 2007

El fantástico mayo

Toda la naturaleza se ha encendido, a pesar que en el trópico todo el año es de fertilidad, las primeras lluvias luego de meses de temporada seca han comenzado a recibirse en los campos y todo lo pone verde. Ya se fueron los vientos nortes y de la bruma posterior solo quedan pocos rastros. Ahora aparecen las lluvias que vienen del oriente en forma de cúmulos nimbo, que descargan al anochecer y que calman un poco el calor sofocante del día.

Las cigarras de semana santa ya murieron, enterraron sus huevos y hasta el otro año. Los reemplazaron los zompopos de mayo que ahora junto a los chicotes, luciérnagas y papalotas forman el parte del biopaisaje que nos ha rodeado y maravillado desde hace miles de años.
Comienza el tiempo de frutas, los mangos verdes ahora están dulces como miel. Este día en especial paternas, marañones, zapotes, guayabas, carambolas y demás fruta se coloca bajo una cruz, en un ritual del inicio de la temporada de lluvia, con evidencias cristianas y matriz indígena el día de la cruz se festeja en los cantones más tradicionales del país.

En el Museo Universitario de Antropología, junto con mis alumnos colocamos la cruz del 3 de mayo, esta fecha en México y Guatemala se celebra el día de la santa cruz y de los albañiles, y en El Salvador solo es el día de la cruz, de agradecer a la tierra las primeras lluvias y esforzar la esperanza (que es lo único que tenemos) de un invierno beneficioso. Ahí entra la sospecha del fondo indígena del día de la cruz, síntesis de las múltiples ritos mesoamericanos, que se encubrieron detrás de una fiesta cristiana. Esta noche, otra cruz se eleva en el horizonte, en el momento que el sol se oculte la Cruz del Sur aparece brillando sobre el océano pacífico y las Pléyades (las siete cabritas) marcadoras eternas del rito “del fuego nuevo”, que se llevaba a cabo cada 52 años se esconden junto con el Sol, que unos días atras transitó nuestro cenit.
En 1965 un terremoto que golpeara a San Salvador hizo que por unos años le trajera mal sabor al Día de la Cruz. La poca memoria histórica que nos acompaña nos ha hecho olvidar la desgracia, como casi olvidamos (los urbanos) a la festividad que celebra la llegada del invierno.