Friday, November 2, 2012

Si desapareciera mañana


Si desapareciera mañana algunos notarían mi ausencia cuando por molestias administrativas se de cuenta que no estoy.
Cuando no les conteste el teléfono y se aseguren que mi casa está sola, de seguro entrarán en pánico, quizás llamarán a la policía y es muy posible que dispongan crear un grupo en Facebook con la esperanza que alguien me ubique. 

Es posible que algunos medios de comunicación publiquen algo relacionado con mi búsqueda, quizás una foto y detallen soy profesor de una universidad privada. Entonces vendrán los comentarios en los foros de internet, dirán que quizás me fui por ahí con una mujer o con un hombre, que me busquen en moteles o en las cantinas, que quizás una prostituta me dopó con algún brebaje exótico, los más payasos dirán que me secuestraron los extraterrestres y como siempre algún imbécil comentará que cual es el ruedo conmigo, que a diario desaparece una gran cantidad de gente pobre y nadie dice nada. 

Si apareciera vivo será el desastre para mí, mejor que me maten porque no podría llevar a cuestas el peso social de sobrevivir o que nada pasó, que solo me di un respiro por ahí.

Pero si encuentran el cadáver, los fotoperiodistas desearán una imagen de mi cuerpo destrozado y con ello pretender retratar la "realidad" del país.  
Cuando los medios de comunicación publiquen la noticia de mi muerte, la gente opinará que Dios así lo quiso y que solo el Señor puede darle resignación a mi familia, otros dirán que es el resultado de los 20 años de gobierno de la derecha y otros que es el fracaso del actual plan de seguridad del Gobierno. 
Y claro, no pueden faltar los defensores de las clases sociales -los mismos imbéciles de arriba- cuando se quejen sobre cual es la gana de hablar tanto de mi muerte, que todos los días matan pobres y nadie dice nada.

Seguro que mis estudiantes reaccionarán vistiendo de negro, de blanco o quizás haga un "Jeans day" para hacer sentir su inconformidad con la situación actual, otros quizás caminen descalzos en el Paseo El Carmen y otros solo pondrán un listón negro en su perfil del Facebook o crearán un hashtag en Twitter con mi nombre.

Pero las desapariciones y muertes seguirán, vendrán otras campañas de vestir de blanco o negro o azul y los políticos seguirán discutiendo la baja o las alzas en los asesinatos, otros escribirán notas sobre esas muertes, incluso alguien escribirá un tema parecido en un blog... por cierto, es muy posible que mi muerte quede impune.

Con el tiempo me olvidarán, mi plaza laboral la ocupará otra persona, mis cosas serán usadas por otros  y mi familia llevará el dolor de mi muerte hasta que ellos mismos fallezcan o también sean asesinados.

La muerte que no es un personaje mitológico que usa capucha y guadaña sino el producto de la acción humana pende sobre nuestras cabezas las 24 horas. Así es la sociedad salvadoreña, producto de la acción conjunta e histórica de un colectivo social, donde usted, yo y todos hemos participado en crear esta rueda de caballitos macabra que en cada vuelta tira a varios de nosotros por la borda.

Y como es responsabilidad de todos... es responsabilidad de nadie.