El otro día un amigo se quejaba –un tanto harto- de la cobertura que actualmente se le está dando a la conmemoración del hundimiento del Titanic. Él, como muchos en Latinoamérica, tiende a cerrar filas contra la cultura global, en ocasiones confundida con la de Estados Unidos. Mí amigo decía que no entendía cual era el alboroto con el Titanic si este barco no ha sido ni el primero ni el último que se ha hundido, tampoco ha sido la peor desgracia ocurrida, en función al número de personas fallecidas.
Pero, ¿Por qué estamos tan resueltos en recordar la terrible pérdida del Titanic?
El Titanic replanteó en su momento todo lo que teníamos por seguro, era el inicio del siglo XX, una época optimista, se estrenaban aviones, automóviles, nuevos materiales, nuevas ideas, una época que nos decía que la tecnología era la respuesta a nuestros males, que nada podía fallar y que el futuro era prometedor. El Titanic le puso final a esa época optimista siendo el primer escalón en la construcción de una distopía tecnológica.
Sí, tuvo que mucho ver la cobertura que los periódicos dieron en su momento y posteriormente el cine, el público se ha identificado con el percance, no lo niego que de cierta forma parece un divertimento. Por ahí se publicó un artículo indicando los famosos mitos del Titanic, por ejemplo, nunca fue publicitado como el “inhundible”, jamás la empresa promocionó su barco con ese título, al parecer fue un invento posterior del cual ahora se habla como una verdad irrefutable.
No hay que olvidar que fue una tragedia, que se perdieron vidas de una forma espantosa. Como seguramente han visto en los documentales, el barco se partió en dos mientras se hundía y ambas partes soportaron un violento descenso hasta el fondo del océano, al parecer, muchísima gente había quedado atrapada en su interior mientras se iba a pique, imaginarme los últimos minutos de esta pobre gente me resulta de pesadilla.
Esta madrugada los restos cumplieron un siglo en el fondo del océano, el tema más allá de transformarse en un espectáculo popular, es ante todo un drama humano.
Es un día para recordar.