El progreso improductivo

Día del padre

Para procrear una vida se necesitan de dos personas de sexo diferente, es decir, una mujer y un hombre. Y aunque la madre tenga que cargar con el desarrollo de la criatura dentro de sí durante 9 meses, es imposible hasta este momento, que se fecunde un óvulo sin la participación de un hombre. (Independiente si la fecundación se realiza durante el coito o en un laboratorio, siempre es necesario la utilización de un espermatozoide)

Entonces, sí el 50% de un niño tiene participación de un hombre y el 50% la de la mujer ¿Por qué la fiesta del día del padre carece de la misma pompa que la del día de la  madre?

Una de varias aristas, no la única, tiene que ver la cuestión de la irresponsabilidad paterna, la cual es común en el contexto latinoamericano. En nuestras sociedades, sobre todo en la salvadoreña, muchos hombres no se responsabilizan de sus hijos, abandonan sus familias o funcionan como machos-sementales que preñan a diestra y siniestra. En ambos casos, las mujeres terminan capitaneando una familia monoparental en donde la responsabilidad de la crianza cae totalmente sobre ellas.

Por otro lado existen miles de hombres que son padres responsables y el día del padre en lugar de considerarlos modelos de masculinidad terminan participando en una festividad insípida que socialmente los vincula a la imagen de corbatas, pipas, pañuelos y mancuernillas.

El día del padre es cuando deberíamos de reflexionar sobre la importancia de ser padres, de plantearnos si nuestros roles tradicionales son éticamente correctos y considerar a los miles de padres responsables como el modelo a seguir. 

El tema de la paternidad ha comenzado a tener importancia personal. Hasta el día de hoy no tengo hijos, pero en pocos años seguramente los tendré, todo esto de los hijos es una decisión que he venido razonando desde hace algunos años, ser padre racional y no accidental es un enorme ejercicio reflexivo en función a mi rol de hombre y todas las responsabilidades que conlleva mi género.  No es solo copular y engendrar vida, sino ser parte de la construcción de un ser humano, de sentar sus bases psicológicas, éticas y morales, formando y educando a una persona usando todas mis potencialidades, mi experiencia y mi amor.

Cerati

Cuando el avión llegó a la terminal del aeropuerto y la sobrecargo abrió la puerta, nunca imaginé encontrarme con Gustavo Cerati siendo el primer pasajero que desabordaba el avión Entonces yo mantenía mi primer empleo trabajando en una línea aérea en el aeropuerto de San Salvador, empresa que por razones de marca, no mencionaré su nombre.

Ceratí desembarcó con otras cuatro personas, salió por el puente y yo me fui caminando junto  a él, llegaba a San Salvador para hacer conexión con otro vuelo y decidí acompañarlo en el trayecto entre una sala de espera y otra. Logramos platicar algunas cosas en el camino, me prometió que llegaría a El Salvador en pocos meses para presentarse en un concierto, algo que cumplió tiempo después y que lamentablemente no pude ir. 

Para no incomodarlo no le pedí ningún autógrafo, entramos al otro avión y se despidió de mí con un apretón de manos.

Le dije que le tenia mucha admiración, él solo me regresó una sonrisa.

Cuando regresé a la sala de espera, un pasajero me preguntó sí era Gustavo Cerati quien acababa de abordar el avión, yo le confirmé que en efecto, se trataba de él.

- ¿ Le pidió un autógrafo ? – Me volvió a preguntar el pasajero.

- No – Le respondí.

Ahora que me encuentro reconstruyendo mis memorias en el aeropuerto y que Gustavo Cerati duerme en coma en un hospital de Buenos Aires, me arrepiento no haberle pedido su firma. 

Solo me queda el recuerdo de haber estrechado la mano a uno de los mejores músicos del mundo

Aunque creo que eso es suficiente.

Cerati, urge que despertés.