“El mayor mal que uno tiene que luchar constantemente, cada minuto del
día hasta que muere, es la peor parte de uno mismo”.
Patrick McGoohan
De Breaking Bad se dice que ha sido la mejor serie de la historia y es cierto, he pasado el último mes viendo desde su capítulo piloto hasta su aclamado final, he visto como una comedia de humor negro se transforma magistralmente en uno de los dramas más destacados de los últimos tiempos.
En la serie se tocan varios temas
morales, uno en particular me llama la atención, es el uso del conocimiento
para algo moralmente condenable, un científico echado a perder que toma la decisión
de usar la ciencia para lucrarse por medio del crimen organizado y en ese camino
se van mezclando una red de mentiras que desembocan en violencia y asesinato.
El personaje Walter White (tan
magistralmente protagonizado por Bryan Cranston) es sin duda uno de los más
complejos villanos de todos los tiempos, es diabólico pero a la vez es solidario,
amistoso, ama a sus hijos y a su familia. Uno puede lograr entender sus
motivos que en un inicio parecen ser buenos y justos, pero cuando los crímenes
van discurriendo capítulo a capítulo, nos vamos enterando que estamos frente a
un monstruo el cual lo hemos ido construyendo desde víctima a victimario.
White es brillante, pero a la vez
es terriblemente estúpido, cobarde y manipulador, racionaliza sus descarados
actos y les despoja de cualquier posibilidad de analizarlos a la luz de los sentimientos
o de la ética. Aunque aparecen personajes que parecen ser invencibles y
superiores a White, sea por la astucia, inteligencia o por golpes de suerte, nuestro villano termina liquidándolos.
La serie es perfecta no solo en
cuanto a la construcción y desarrollo de los personajes, también lo es la banda sonora, la
edición y la fotografía, nos muestra un Nuevo México con un lente digno de una
producción épica. No es una serie de televisión más, es la frontera artística
que marca una época y que desde hoy da un parámetro para comparar los shows que
vengan, que me dicen por ahí que solo Los Sopranos podrían ponerse a la par.
Breaking Bad es una obra maestra
de nuestro tiempo, una narrativa con dimensiones morales que hay que ir hilando
y analizando, uno a uno, de sus sesenta y dos episodios, donde se traza de forma impecable lo más
humano de la indecencia.