Hace 20 años el mundo se conmocionó con la caída del Muro de Berlin, me recuerdo, aun de adolecente, que no lo podía creer, la guerra fría se me hacía algo tan común que no podía pensar en un mundo sin un conflicto entre oriente y occidente. Así que cuando nos dimos cuenta, por medio de CNN y Telemundo, en ese entonces canales en cable por Telesat, grabé en VHS el evento histórico.
Aunque ya se sentían vientos de cambio –como la canción de Scorpions himno de esas fechas- con la Perestroika, la guerra mundial entre EEUU y URSS parecía cada vez más difícil, las escenas apocalípticas quedaban para las películas estilo el Doctor Strangelove, luego de pronto ocurre cientos de miles de personas de agolpan al muro y lo derriban, le pasan encima, los guardas confundidos por las débiles actitudes del gobierno de la República Democrática de Alemania no saben que hacer, y el régimen de hierro cae. Ahora vemos que estaba tan oxidado que su destrucción era cosa de tiempo.
Y luego las repúblicas democráticas socialistas se vienen abajo, una por una, la que más llama la atención –y en lo personal más gusta- es Rumania, con Nicolae Ceauşescu, escapándose en un helicóptero y luego apresado y fusilado.
Dos días después de la caída, El Salvador tambalea con el clímax de la guerra civil, se desata la ofensiva “hasta el tope” entre la guerrilla y el ejército, así que nos quedó poco tiempo para asombrarnos con los tiempos de cambio, de ahí la pasamos durmiendo en el suelo, escapando de disparos y bombas.
Sorprende que algunos añoran esas fechas, otros hasta lo reivindican, vi una noticia de una familia alemana que preferiría vivir en la RDA que en la Alemania unificada; cada quien con lo suyo. Algunos que sacarían a Hitler de su bunker y lo seguirían otra vez por las campiñas de Rusia y volverían a pelear en Stalingrado sin chistar… hay gente de gente.
Los que más me sorprenden son los que no aprecian la gesta, o que analizan patas arriba lo sucedido, algunos se quejan de que el muro no hizo nada bien al mundo, es que nadie ha hablado, excepto Fukuyama de que el muro era el fin de la historia. Tal vez el fin de ESA historia, pero siempre hay un nuevo día, nuevos problemas, nuevos muros y nuevos Ceauşescus.
La imagen presenta un fragmento del muro de Berlin, la imagen la tomé el año pasado en la casa de una señora alemana amiga mía.
Aunque ya se sentían vientos de cambio –como la canción de Scorpions himno de esas fechas- con la Perestroika, la guerra mundial entre EEUU y URSS parecía cada vez más difícil, las escenas apocalípticas quedaban para las películas estilo el Doctor Strangelove, luego de pronto ocurre cientos de miles de personas de agolpan al muro y lo derriban, le pasan encima, los guardas confundidos por las débiles actitudes del gobierno de la República Democrática de Alemania no saben que hacer, y el régimen de hierro cae. Ahora vemos que estaba tan oxidado que su destrucción era cosa de tiempo.
Y luego las repúblicas democráticas socialistas se vienen abajo, una por una, la que más llama la atención –y en lo personal más gusta- es Rumania, con Nicolae Ceauşescu, escapándose en un helicóptero y luego apresado y fusilado.
Dos días después de la caída, El Salvador tambalea con el clímax de la guerra civil, se desata la ofensiva “hasta el tope” entre la guerrilla y el ejército, así que nos quedó poco tiempo para asombrarnos con los tiempos de cambio, de ahí la pasamos durmiendo en el suelo, escapando de disparos y bombas.
Sorprende que algunos añoran esas fechas, otros hasta lo reivindican, vi una noticia de una familia alemana que preferiría vivir en la RDA que en la Alemania unificada; cada quien con lo suyo. Algunos que sacarían a Hitler de su bunker y lo seguirían otra vez por las campiñas de Rusia y volverían a pelear en Stalingrado sin chistar… hay gente de gente.
Los que más me sorprenden son los que no aprecian la gesta, o que analizan patas arriba lo sucedido, algunos se quejan de que el muro no hizo nada bien al mundo, es que nadie ha hablado, excepto Fukuyama de que el muro era el fin de la historia. Tal vez el fin de ESA historia, pero siempre hay un nuevo día, nuevos problemas, nuevos muros y nuevos Ceauşescus.
La imagen presenta un fragmento del muro de Berlin, la imagen la tomé el año pasado en la casa de una señora alemana amiga mía.
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