Hace unos meses unos tractores del Ministerio de Defensa pasaron sobre una zona de la antigua ciudad mesoamericana de Cihuatan, por alguna forma misteriosa habían obtenido permiso de la municipalidad para construir un albergue que iba a recibir a los afectados de una tormenta tropical, todo a costa de una reserva arqueológica, violentando la ley y arrasando con estructuras que tenían más de diez siglos de antigüedad.
Cuando la destrucción se hizo pública, los ministerios involucrados y la municipalidad de Aguilares trataron de explicar lo inexplicable, sus declaraciones inverosímiles y contradictorias dejaban entrever que algo apestaba en el fondo.
Entre varios colegas y estudiantes de Antropología y Arqueología dispusimos protestar y realizar una movilización frente al Museo de Antropología, denunciar ante la ciudadanía el delito que se estaba cometiendo y que en ese momento, aparte de parecer impune, parecía que era imposible detener la construcción de las nuevas casas.
En ese entonces la Secretaría de la Cultura (SEC) se encontraba acéfala, no había Secretario ni Director del Patrimonio Nacional, semanas atrás el Presidente Funes había destituido a la Secretaria de Cultura Breni Cuenca; y su equipo, en un arremetida solidaria habían renunciaron en masa. Pero en la semana de la movilización el Ejecutivo nombró a un nuevo Secretario de la SEC y completaron el espacio del Director de Patrimonio Cultural con un reconocido antropólogo y catedrático universitario.
Esa misma semana recibimos una llamada de una periodista encargada de la comunicación de la SEC, con la noticia que habían parado los tractores y detenido la construcción de las viviendas, la SEC estaba dispuesta a solucionar y realizar un foro de patrimonio para entablar una plática entre la ciudadanía, académicos y sector gobierno y ver como se iban construyendo puentes de entendimiento.
Así las cosas, ya no había posición moral para realizar la protesta, se realizó el foro, se detuvo la destrucción del sitio arqueológico y entre varios fundamos el Observatorio Ciudadano para la Protección del Patrimonio Salvadoreño.
El mismo día de la cancelación de la protesta, hubo algunos críticos de refutaron lo que ellos consideraron un retroceso en nuestra postura, pero no había ningún sustento moral para llevarla a cabo, no había vuelta atrás. Sí lo que pedíamos se estaba solucionando no tenía sentido protestar; a menos que, el fin mismo de la movilización fuera la protesta.
Los últimos años el país ha comenzado a vivir un creciente activismo, ahí tenemos al movimiento “Salvemos al Espino” que se opone a la tala de dicha reserva forestal, también contra el “Maltrato Animal” y los “Animales en los Circos” de las cuales soy un admirador, pero de pronto, me vengo a enterar que las movilizaciones han comenzado a perder rumbo, rayando en lo inverosímil. Hace un par de días se organizó una protesta contra el restaurante Mc Donald´s, al parecer –sinceramente no me di cuenta si lo realizaron- se pretendía una sentada frente al restaurante en mención, en una misma calle donde existen cinco establecimientos más de comida rápida, incluso dos hamburgueserías, que no se diferencian mucho del Mc Donald´s, pero que para criterio de los organizadores no generaban tanto resquemor como el restaurante del payaso Ronald.
Argumentaban los organizadores que hay buenas razones para odiar a Mc Donald´s, en primer término por la cantidad de contaminación que este restaurante produce, cosa que me hace dudar si realmente Mc Donald tiene un alto impacto en la contaminación nacional, habría entonces que protestar contra los buseros y microbuseros nacionales que día a día, hora a hora –excepto en la noches- nos llenan de hollín el aire que respiramos. Tampoco estoy seguro si Mc Donald´s está asociado con la minera Pacific Rim o British Petroleum y participó en el escape de petróleo en el Golfo de México.
El otro punto en mención, indicaba que Mc Donald´s era una transnacional, , pero advertirlo utilizando Facebook®, BlackBerry ®, vistiendo Jeans Levi´s®, y movilizándose en automóviles impulsados por Texaco®, Esso® o Shell®, me suena contradictorio.
Luego está el punto culminante de la movilización, se protesta porque en Mc Donald´s venden comida chatarra, pero hay que ver que en Wendy´s hacen lo mismo, y Burger, o la señora de la esquina que vende papas fritas, fritas y refritas en el mismo guacal lleno de aceite que hierve desde el día de ayer, o los churros españoles que prácticamente vienen a constituir toda una ofensa cardíaca.
Me suena más gana de jorobar.
Protestar por el simple hecho de protestar tiene un resultado perverso, prostituye el verdadero sentido de la movilización ciudadana, hacen trivial el derecho de resistencia y enajenan reacción ciudadana contra las actividades organizativas.
De pulular las protestas vacías en contenido social nos arriesgamos a perder el verdadero espíritu de la denuncia y subversión, nos puede pasar como en México, donde por varios años se movilizaba gente para protestar hasta por que el perro del vecino ladraba toda la noche; y la gente comenzó a perder interés en la protesta, cambiaron canal, tomaron rutas alternas o simplemente las criticaron, en resumen se intoxicaron con las movilizaciones.
Podemos estar a las puertas de ver protestas contra los sorbetes capuchinos del Pops, contra las películas de Mel Gibson y contra la Cafetería Ben´s Coffee (me avisan! estos últimos por que dan mal servicio y engañan a la gente).
Eso sí, es interesante como nuestra sociedad ha comenzado a utilizar los espacios públicos para expresarse, en los años ochenta toda la protesta social estaba monopolizada por los sindicatos o por grupos de izquierda que continuamente sufrían de persecución policial y estatal.
Estos grupos lucharon contra un sistema que los callaba a la mínima voz, ahora, veinte años después vemos que la cuestión se ha distendido lo suficiente que han comenzado a proliferar grupos reformistas, las protestas ya no tienen un contendido político partidario o revolucionario, la gente pide cosas puntuales, que el agua potable, que mejoras en la seguridad de la colonia, entre otros. Supe que un grupo de vecinos de Ciudad Merliot amenazaban con protestar debido a que el Viceministro de Transporte se dio la fumada de bloquearles el parqueo en una zona residencial afectando a los vecindarios que no tienen acceso a la calle, la gente reclamó pero el viceministro a pesar que es de izquierda parece más de derecha, se hizo el sordo y siguió con una prohibición absurda cerrando todos los espacios de diálogo, que solo los podrá abrir los gritos de la gente organizada.
Tenemos entonces una enorme diferencia entre una comunidad que se expresa por su falta de agua o por el bloqueo de su calle, que un grupo de mozuelos que se quejan por un hamburguesería que ya tiene años en el mismo lugar, que no tiene otra diferencia entre Wendy´s® y Burger King® o KFC® y que a los que nos ofende su menú, simplemente no comemos ahí.
A menos que tengan otro interés de fondo, una agenda escondida... hummm
Cuando la destrucción se hizo pública, los ministerios involucrados y la municipalidad de Aguilares trataron de explicar lo inexplicable, sus declaraciones inverosímiles y contradictorias dejaban entrever que algo apestaba en el fondo.
Entre varios colegas y estudiantes de Antropología y Arqueología dispusimos protestar y realizar una movilización frente al Museo de Antropología, denunciar ante la ciudadanía el delito que se estaba cometiendo y que en ese momento, aparte de parecer impune, parecía que era imposible detener la construcción de las nuevas casas.
En ese entonces la Secretaría de la Cultura (SEC) se encontraba acéfala, no había Secretario ni Director del Patrimonio Nacional, semanas atrás el Presidente Funes había destituido a la Secretaria de Cultura Breni Cuenca; y su equipo, en un arremetida solidaria habían renunciaron en masa. Pero en la semana de la movilización el Ejecutivo nombró a un nuevo Secretario de la SEC y completaron el espacio del Director de Patrimonio Cultural con un reconocido antropólogo y catedrático universitario.
Esa misma semana recibimos una llamada de una periodista encargada de la comunicación de la SEC, con la noticia que habían parado los tractores y detenido la construcción de las viviendas, la SEC estaba dispuesta a solucionar y realizar un foro de patrimonio para entablar una plática entre la ciudadanía, académicos y sector gobierno y ver como se iban construyendo puentes de entendimiento.
Así las cosas, ya no había posición moral para realizar la protesta, se realizó el foro, se detuvo la destrucción del sitio arqueológico y entre varios fundamos el Observatorio Ciudadano para la Protección del Patrimonio Salvadoreño.
El mismo día de la cancelación de la protesta, hubo algunos críticos de refutaron lo que ellos consideraron un retroceso en nuestra postura, pero no había ningún sustento moral para llevarla a cabo, no había vuelta atrás. Sí lo que pedíamos se estaba solucionando no tenía sentido protestar; a menos que, el fin mismo de la movilización fuera la protesta.
Los últimos años el país ha comenzado a vivir un creciente activismo, ahí tenemos al movimiento “Salvemos al Espino” que se opone a la tala de dicha reserva forestal, también contra el “Maltrato Animal” y los “Animales en los Circos” de las cuales soy un admirador, pero de pronto, me vengo a enterar que las movilizaciones han comenzado a perder rumbo, rayando en lo inverosímil. Hace un par de días se organizó una protesta contra el restaurante Mc Donald´s, al parecer –sinceramente no me di cuenta si lo realizaron- se pretendía una sentada frente al restaurante en mención, en una misma calle donde existen cinco establecimientos más de comida rápida, incluso dos hamburgueserías, que no se diferencian mucho del Mc Donald´s, pero que para criterio de los organizadores no generaban tanto resquemor como el restaurante del payaso Ronald.
Argumentaban los organizadores que hay buenas razones para odiar a Mc Donald´s, en primer término por la cantidad de contaminación que este restaurante produce, cosa que me hace dudar si realmente Mc Donald tiene un alto impacto en la contaminación nacional, habría entonces que protestar contra los buseros y microbuseros nacionales que día a día, hora a hora –excepto en la noches- nos llenan de hollín el aire que respiramos. Tampoco estoy seguro si Mc Donald´s está asociado con la minera Pacific Rim o British Petroleum y participó en el escape de petróleo en el Golfo de México.
El otro punto en mención, indicaba que Mc Donald´s era una transnacional, , pero advertirlo utilizando Facebook®, BlackBerry ®, vistiendo Jeans Levi´s®, y movilizándose en automóviles impulsados por Texaco®, Esso® o Shell®, me suena contradictorio.
Luego está el punto culminante de la movilización, se protesta porque en Mc Donald´s venden comida chatarra, pero hay que ver que en Wendy´s hacen lo mismo, y Burger, o la señora de la esquina que vende papas fritas, fritas y refritas en el mismo guacal lleno de aceite que hierve desde el día de ayer, o los churros españoles que prácticamente vienen a constituir toda una ofensa cardíaca.
Me suena más gana de jorobar.
Protestar por el simple hecho de protestar tiene un resultado perverso, prostituye el verdadero sentido de la movilización ciudadana, hacen trivial el derecho de resistencia y enajenan reacción ciudadana contra las actividades organizativas.
De pulular las protestas vacías en contenido social nos arriesgamos a perder el verdadero espíritu de la denuncia y subversión, nos puede pasar como en México, donde por varios años se movilizaba gente para protestar hasta por que el perro del vecino ladraba toda la noche; y la gente comenzó a perder interés en la protesta, cambiaron canal, tomaron rutas alternas o simplemente las criticaron, en resumen se intoxicaron con las movilizaciones.
Podemos estar a las puertas de ver protestas contra los sorbetes capuchinos del Pops, contra las películas de Mel Gibson y contra la Cafetería Ben´s Coffee (me avisan! estos últimos por que dan mal servicio y engañan a la gente).
Eso sí, es interesante como nuestra sociedad ha comenzado a utilizar los espacios públicos para expresarse, en los años ochenta toda la protesta social estaba monopolizada por los sindicatos o por grupos de izquierda que continuamente sufrían de persecución policial y estatal.
Estos grupos lucharon contra un sistema que los callaba a la mínima voz, ahora, veinte años después vemos que la cuestión se ha distendido lo suficiente que han comenzado a proliferar grupos reformistas, las protestas ya no tienen un contendido político partidario o revolucionario, la gente pide cosas puntuales, que el agua potable, que mejoras en la seguridad de la colonia, entre otros. Supe que un grupo de vecinos de Ciudad Merliot amenazaban con protestar debido a que el Viceministro de Transporte se dio la fumada de bloquearles el parqueo en una zona residencial afectando a los vecindarios que no tienen acceso a la calle, la gente reclamó pero el viceministro a pesar que es de izquierda parece más de derecha, se hizo el sordo y siguió con una prohibición absurda cerrando todos los espacios de diálogo, que solo los podrá abrir los gritos de la gente organizada.
Tenemos entonces una enorme diferencia entre una comunidad que se expresa por su falta de agua o por el bloqueo de su calle, que un grupo de mozuelos que se quejan por un hamburguesería que ya tiene años en el mismo lugar, que no tiene otra diferencia entre Wendy´s® y Burger King® o KFC® y que a los que nos ofende su menú, simplemente no comemos ahí.
A menos que tengan otro interés de fondo, una agenda escondida... hummm
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