Era 1968, un 5 de junio, miércoles.
Un hombre llevaba un revólver calibre .22 escondido entre su ropa, nadie reparó en él, era uno más entre el tumulto de gente que vitoreaban a Senador Robert Francis Kennedy, quién hacía unos minutos se había declarado ganador de las primarias de California, un paso más en su carrera para la candidatura presidencial del Partido Demócrata.
Robert Kennedy, también conocido como Bobby, se había reunido con una muchedumbre en el Salón Embajada del legendario Hotel Embajador en Los Ángeles y había dado un discurso de agradecimiento por el resultado de la votación.
La gente estaba tan enloquecida por el triunfo de Kennedy, que cuando bajó del podio lo vitorearon, unos le aplaudían, otros le estrechaban la mano, algunos le juraban sería el nuevo presidente de los Estados Unidos, tal como lo fue su hermano John F. Kennedy.
Bobby salió del salón seguido por la multitud, entró a la cocina del hotel, el barullo de gente era tan increíble que resultaba difícil moverse, aun así Kennedy trataba de saludarlos a todos, incluso a los cocineros que se ocupaban en organizar los platos y cacerolas, nadie observó al hombre del revólver moverse entre la multitud buscando el mejor ángulo para el ataque; de pronto, entre el bullicio, en el preciso momento que Robert saludaba a un ayudante de camarero, se escucharon varios disparos, uno le dio en la cabeza al Senador, y dos balas más entraron por su costado. Los demás proyectiles de toda la ráfaga hirieron a cinco personas más.
En pocos segundos el hombre del revólver fue inmovilizado, se llamaba Sirhan Bishara Sirhan un palestino cristiano anti sionista, que culpaba a Robert Kennedy por su apoyo a Israel.
Robert Kennedy, también conocido como Bobby, se había reunido con una muchedumbre en el Salón Embajada del legendario Hotel Embajador en Los Ángeles y había dado un discurso de agradecimiento por el resultado de la votación.
La gente estaba tan enloquecida por el triunfo de Kennedy, que cuando bajó del podio lo vitorearon, unos le aplaudían, otros le estrechaban la mano, algunos le juraban sería el nuevo presidente de los Estados Unidos, tal como lo fue su hermano John F. Kennedy.
Bobby salió del salón seguido por la multitud, entró a la cocina del hotel, el barullo de gente era tan increíble que resultaba difícil moverse, aun así Kennedy trataba de saludarlos a todos, incluso a los cocineros que se ocupaban en organizar los platos y cacerolas, nadie observó al hombre del revólver moverse entre la multitud buscando el mejor ángulo para el ataque; de pronto, entre el bullicio, en el preciso momento que Robert saludaba a un ayudante de camarero, se escucharon varios disparos, uno le dio en la cabeza al Senador, y dos balas más entraron por su costado. Los demás proyectiles de toda la ráfaga hirieron a cinco personas más.
En pocos segundos el hombre del revólver fue inmovilizado, se llamaba Sirhan Bishara Sirhan un palestino cristiano anti sionista, que culpaba a Robert Kennedy por su apoyo a Israel.
Seis años antes, en Octubre de 1962, Robert Kennedy tiene una participación fundamental en la llamada “Crisis de los Misiles”, cuando los Estados Unidos utilizando un avión espía descubren que los rusos construyen una instalación de misiles nucleares en suelo cubano.
Aunque inicialmente Robert estaba de acuerdo con una invasión estilo “Pear Harbor” a la isla (Según textos desclasificados por EXCOMM (Executive Committee of the National Security Council)) durante los trece días que duró la crisis, su postura cambió a tal punto de intervenir con su hermano JFK para evitar una posible tercera guerra mundial, buscándole una salida negociada al conflicto. Indicaba que Estados Unidos no podía cargar el peso moral de un ataque que de seguro traería terribles implicaciones para toda la humanidad.
Por medio de un periodista, y varios contactos los Estados Unidos lograron contactar de forma indirecta con el Premier Sovético Nikita Jrushchov, pocos días después Robert se reunió en el máximo secreto con un representante de los rusos en Washington, finalmente después de grandes problemas de comunicación ambas potencias llegaron a un acuerdo, Estados Unidos se comprometió a desmontar unos misiles nucleares que había instalado en Turquía y nunca invadir Cuba. Los rusos por otra parte juraron desmontarían los misiles en Cuba, pese a la oposición de Fidel Castro, en pocas semanas las armas atómicas eran desinstaladas.
Estados Unidos nunca lo mencionó en el acuerdo inicial pero días después la potencia norteamericana inició un bloqueo económico a Cuba que aun en el siglo XXI continúa.
Cuando desapareció la Unión Soviética en la década de los noventa, se revelaron documentos que hicieron ver que el mundo estuvo muy cerca del holocausto nuclear, Robert Kennedy jugó un papel importante en evitar esa pesadilla.
Aunque inicialmente Robert estaba de acuerdo con una invasión estilo “Pear Harbor” a la isla (Según textos desclasificados por EXCOMM (Executive Committee of the National Security Council)) durante los trece días que duró la crisis, su postura cambió a tal punto de intervenir con su hermano JFK para evitar una posible tercera guerra mundial, buscándole una salida negociada al conflicto. Indicaba que Estados Unidos no podía cargar el peso moral de un ataque que de seguro traería terribles implicaciones para toda la humanidad.
Por medio de un periodista, y varios contactos los Estados Unidos lograron contactar de forma indirecta con el Premier Sovético Nikita Jrushchov, pocos días después Robert se reunió en el máximo secreto con un representante de los rusos en Washington, finalmente después de grandes problemas de comunicación ambas potencias llegaron a un acuerdo, Estados Unidos se comprometió a desmontar unos misiles nucleares que había instalado en Turquía y nunca invadir Cuba. Los rusos por otra parte juraron desmontarían los misiles en Cuba, pese a la oposición de Fidel Castro, en pocas semanas las armas atómicas eran desinstaladas.
Estados Unidos nunca lo mencionó en el acuerdo inicial pero días después la potencia norteamericana inició un bloqueo económico a Cuba que aun en el siglo XXI continúa.
Cuando desapareció la Unión Soviética en la década de los noventa, se revelaron documentos que hicieron ver que el mundo estuvo muy cerca del holocausto nuclear, Robert Kennedy jugó un papel importante en evitar esa pesadilla.
Robert yacía en el suelo del Hotel Embajador con tres disparos en el cuerpo, junto a él un ayudante de camarero de nombre Juan Romero le sostenía la cabeza. “Is everybody safe, OK?” (¿Todos están bien?”) Preguntó Kennedy, Romero lo tranquilizó y le colocó un rosario en sus manos. Bobby de familia católica apretó las cuentas del rosario entre sus dedos.
Murió 26 horas después del tiroteo.
Murió 26 horas después del tiroteo.