Thursday, April 9, 2009

Iwo Jima

"Cartas desde Iwo Jima" y "La Bandera de Nuestros Padres" son dos películas que relatan la lucha entre los ejércitos de Estados Unidos y del Imperio del Japón durante la segunda guerra mundial en la Batalla de Iwo Jima. El doble film fue diriguido por Clint Eastwood y cuenta el combate en la isla desde dos bandos. En nuestro lejano siglo 21, es un buen acercamiento al drama que sufrieron los soldados, no importa el lado que uno se encuentra, la guerra es algo tan cruel -y humano- que nos llega de diferentes formas.
Pasaron "La Bandera de Nuestros Padres" en el cable, conseguí ambas películas hace un tiempo, contrario al film "La Delgada Línea Roja" que trata de relatar la batalla de Guadalcanal (y que odié completamente por que la consideré "aguada") "La Bandera de Nuestros Padres" lo mantiene a uno pendiente y crítico ante el conflicto.
En 1977 Michael Waltzer, un filósofo de la política, escribió un libro titulado "Guerras justas e injustas" que se convirtió en un clásico para entender las guerras y su moral. Waltzer dice que la guerra es un mundo aparte, un mundo que está en juego la propia vida, en el que la naturaleza humana se ve reducida a sus formas más elementales, la moral y la ley estan fuera de lugar, cuando las armas hablan, callan las leyes.
Para los que nunca han vivido una guerra o estar dentro de una batalla, las películas de guerra son solamente eso, un film, no un drama en sí mismo, para vivir la guerra no hace falta ser solado, ser un civil y no estar al frente -pero sí debajo de las balas- es toda una tragedia.
Aún puedo recordar las balas sobre nuestras cabezas, tirados en el suelo, con aquella luz fantasmagórica que entraba por las ventanas, procedente de las bengalas que los soldados lanzaron hace 20 años, afuera guerrilleros y solados se tiraban a matar y se gritaban, se insultaban de calle a calle, dentro de las casas, todos moríamos de miedo. Era la ofensiva de 1989.
Cuando la generación X nos encontramos con la generación Y, noté que la guerra para ellos era un cuento de viejos, o como un dato interesante; o peor aún, como un juego. Me sorprende como se olvida tanto en tan pocos años, lo mismo le sucedió a los que batallaron en la 2a Guerra Mundial y luego se encontraron con los Baby Boomers, los últimos no querían saber nada de la guerra. Ahora contamos las guerras en películas, aunque las bombas suenen bien en equipo de sonido y el alta definición presente en detalle los ejércitos corriendo de un lado a otro, poco se hace para compartir ese miedo que enfría el alma cuando las balas suenan.

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