Sunday, April 19, 2009

Quelepa, Mitur y las playitas

Quelepa es un sitio antiguo, llama la atención desde que un mapa turístico lo ubica como un sitio arqueológico, siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Turismo con su “El Salvador Impresionante” y “Conoce tu país”, dispuse hacer un breve recorrido por el oriente de El Salvador, iniciando en Quelepa en el departamento de San Miguel.
La primera sorpresa al llegar al pueblo es un rótulo construido por patrocinio de un banco local, el letrero da la bienvenida al turista junto con una imagen del sitio arqueológico; sin embargo, quizás por desconocimiento o descuido, o por otras razones no tan dignas de mencionar, la imagen corresponde al sitio arqueológico de Tazumal, ubicado a unos 150 kilómetros hacia el occidente y no del sitio de Quelepa. Al entrar al pueblo se puede percibir la tranquilidad del lugar, pero los pobladores ríen cuando se les pregunta por el sitio arqueológico, una señora indica que “desde hace años la calle está mala, y ni se ve nada, hay puro henequén”. En el 2005 en una entrevista realizada al director del patrimonio nacional indicaba que el lugar no había recibido la atención que merecía y que era una lástima, ahora casi un lustro después el olvido continúa y tal parece que la municipalidad de Quelepa tampoco tiene mayor interés en el lugar.
Saliendo de Quelepa, continúa la ciudad de San Miguel, que para ser Sábado de Gloria aun adormitaba de su anterior Santo Entierro. Muy cercano a la ciudad de San Miguel, la laguna de Aramuaca parecía prometedora, el agua lucía un verde no muy sano pero atractivo, los alrededores del espejo de agua son pequeños cerros que sufren de una extracción de arena sin control, la laguna parece un oasis rodeado de calor y polvo, para entrar y tocar el agua, existe una pluma en donde se cobra 2 dólares por adulto y 1 dólar por cada niño que desee darse un baño. Luego de Aramuaca, continúa una monótona carretera de concreto que Ministerio de Obras Publicas construyó con una inversión millonaria hace pocos años, pero que casi cada metro se encuentra terriblemente agrietado, una tortura a la suspensión de los vehículos, la ciudad de La Unión se encuentra al finalizar dicha vía.
Posiblemente por la vacación la población parecía mucho más vacía de lo que se espera, es mediodía y el apetito apremia, buscando un restaurante cerca de la playa, se evidencia un rótulo indicando la cercanía de la oficina para la atención del turista. Pero al llegar al frente, a pesar de estar en plena vacación y gastar miles de dólares en una campaña para promocionar al turista interno, la oficina del MITUR ubicada en la esquina de la 6ª avenida norte y calle San Carlos estaba cerrada.
La atención del turista la hizo un grupo de vecinos de un caserío cercano al puerto de Cutuco, monumento de la inteligencia ingenieril y de la dejadez y torpeza política, el puerto es enorme y no se utiliza por una decisión política, se dice que al estado –léase a todos nosotros- nos cuesta un millón de dólares al mes, así como van las cosas, para la época que se tome una decisión con el mega puerto se habrán ido a la alcantarilla al menos seis millones de dólares. Los vecinos se apresuraban a colgar un muñeco de Judas Iscariote que habían adornado con una pistola de juguete, un radio y un sombrero, el evento cultural formalizado por la misma gente local, llama la atención a los turistas que pasan por la carretera, algunos bajan y toman fotografías, el Judas esta hecho de hojas de plátano seco y repleto de cohetes, de esa forma, el Domingo de Ramos se le prende fuego y explota ante la mirada de todos los vecinos, antes de eso se lee un jocoso testamento, en donde Judas deja sus pobres pertenencias. La pistola, la radio y el sombrero le quedará a algún vecino que entre risas recibe su herencia. En los alrededores se cuenta que “las playitas” es el sitio que todo turista debe de visitar, es fácil llegar ahí, son solo unos pocos kilómetros al sur del Puerto Cutuco, parece un lugar prometedor.
Los visitantes que deseen ir a “Las playitas” tendrán que soportar un viaje de 6 kilómetros en una calle de tierra y piedra, un baño de polvo para antes y después de un baño en la playa, al llegar a “las playitas” un grupo que dice ser organizado en una Asociación de Desarrollo llamado ADESCOESA cobra ilegalmente un dólar a cada vehículo que acceda acercarse a la playa, un lazo rojo sirve de pluma para peaje y detener el tráfico, los visitantes luego de un trayecto de veinte minutos de una calle que ni el gobierno local ni gobierno central ha querido construir desde la fundación de la república no tienen otra opción que pagar y parquearse en un potrero aledaño a la playa.
“Las playitas” parece un enorme basurero, llantas, botellas plásticas de agua y de gaseosa descansan sobre la arena, mientras lanchas de pescadores artesanales permanecen ancladas en la cercanía del litoral, al menos ocho partidos de futbol de playa se realizan simultáneamente, la costa se convierte en un polideportivo sin control, algunos pelotazos caen sobre la multitud que sortea en la arena excrementos de perro y basura. El agua parece turbia, un grupo de borrachos discuten a gritos entre las champas que se han construido a la orilla de la playa, enmudecidos por música estridente. En una laguneta que se ha formado entre el basural y la arena varios niños recogen renacuajos en bolsas plásticas creyendo inocentemente que son peces.
El calor sofoca y solo falta que aparezca Edgardo Vega personaje principal de “El Asco” quejándose de El Salvador Impresionante.

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