Me he quedado sin palabras,
Anteayer murió un gran amigo, el Dr. Gustavo Ponce –pueden ver su blog en mis blogs recomendados- producto de un problema cerebral, que lo mantuvo en estado grave casi por más de un mes, falleció el viernes.
Ponce, un astrofísico centroamericano (hondureño de madre salvadoreña y padre guatemalteco) nos visitó varias veces a El Salvador. La última vez que nos vimos fue en el acto de clausura del Año Internacional de la Astronomía realizado en el auditórium de Cancillería de la República, compartimos la mesa y dimos varios discursos.
Ponce dio una ponencia sobre el universo, era un tipo brillante, con un humor como pocas personas, podía contar chistes durante días sin repetir ninguno. Tiendo a pensar que ese tipo de personas no deben morir jóvenes –apenas tenía 53 años, con décadas por delante- y que es una verdadera desgracia que en nuestra región centroamericana donde hace tanta falta personajes como Ponce, que hagan ciencia, investiguen, eduquen y promocionen el conocimiento se muera. Tomando en cuenta la buena cantidad de ciudadanos no tan honestos, ni trabajadores y mucho menos interesados en el desarrollo de la nación que no mueren, me hace pensar que de existir una justicia cósmica o divina, debe de estar de alguna forma invertida; la mejor gente muere, y lo más triste muere gente joven, como dice la canción de Iron Maiden “Only the good die Young”
Creo que ha muerto uno de los hijos más valiosos que pudo haber tenido Honduras, que desde anteayer nuestra región ha sido un poquito más tercermundista de lo normal.
Anteayer murió un gran amigo, el Dr. Gustavo Ponce –pueden ver su blog en mis blogs recomendados- producto de un problema cerebral, que lo mantuvo en estado grave casi por más de un mes, falleció el viernes.
Ponce, un astrofísico centroamericano (hondureño de madre salvadoreña y padre guatemalteco) nos visitó varias veces a El Salvador. La última vez que nos vimos fue en el acto de clausura del Año Internacional de la Astronomía realizado en el auditórium de Cancillería de la República, compartimos la mesa y dimos varios discursos.
Ponce dio una ponencia sobre el universo, era un tipo brillante, con un humor como pocas personas, podía contar chistes durante días sin repetir ninguno. Tiendo a pensar que ese tipo de personas no deben morir jóvenes –apenas tenía 53 años, con décadas por delante- y que es una verdadera desgracia que en nuestra región centroamericana donde hace tanta falta personajes como Ponce, que hagan ciencia, investiguen, eduquen y promocionen el conocimiento se muera. Tomando en cuenta la buena cantidad de ciudadanos no tan honestos, ni trabajadores y mucho menos interesados en el desarrollo de la nación que no mueren, me hace pensar que de existir una justicia cósmica o divina, debe de estar de alguna forma invertida; la mejor gente muere, y lo más triste muere gente joven, como dice la canción de Iron Maiden “Only the good die Young”
Creo que ha muerto uno de los hijos más valiosos que pudo haber tenido Honduras, que desde anteayer nuestra región ha sido un poquito más tercermundista de lo normal.
(La fotografía es cortesía de mi buen amigo guatemalteco Edgar Castro, quien también siente profundamente la pérdida de Gustavo)
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